miércoles, 5 de agosto de 2020

La rana sorda - Fábula oriental

Mientras un grupo de ranas viajaba por el bosque, dos de ellas cayeron en un pozo profundo. Cuando las otras ranas se amontonaron alrededor del pozo y vieron lo profundo que era, les dijeron a las dos ranas que ya no había esperanza para ellas.

Sin embargo, las dos ranas decidieron ignorar lo que los otros estaban diciendo e intentaron salir del pozo.

A pesar de sus esfuerzos, el grupo de ranas en la cima de la fosa seguía diciendo que debían rendirse. Que nunca lo lograrían.

Eventualmente, una de las ranas prestó atención a lo que los demás decían y se rindió, cayendo muerta. La otra rana continuó saltando tan fuerte como pudo. Una vez más, la multitud de ranas le gritó para que parara el dolor y muriera.

Sin embargo saltó aún más fuerte y finalmente logró salir. Cuando salió, las otras ranas le dijeron: "¿No nos has oído?"

Entonces se dieron cuenta que era sorda y que todo el tiempo pensó que la estaban animando para que saliera

.
Moraleja:
Una palabra de aliento tiene más poder del que imaginas. Dedica palabras positivas y motivadoras a quien lo necesita y le estarás ayudando a conseguir su objetivo. Sin embargo, una palabra destructiva a alguien que esta pasando por un mal momento puede ser lo único que se necesite para hundirlo más







GUIA DE ACTIVIDADES

-Preguntas:
¿Qué les decían las ranas sus compañeras caidas?

 ¿Por qué una de ellas se rindió?

¿Por qué la otra rana consiguió salir del agujero?
 
-Hacer una ilustración para este cuento


ASAMBLEA EN LA CARPINTERIA

    Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea.
    Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.
    El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando.
    El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
    En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo.Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un fino mueble.
    Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: - "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".
    La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
    Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.

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FUENTE: SERIE DIDÁCTICA Nº 100 E D U C A C I Ó N S E X U A L - MINISTERIO DE EDUCACIÓN-SECRETARÍA DE ESTADO DE GESTIÓN EDUCATIVA- TUCUMÁN 




GUIA ACTIVIDADES

¿Que enseñanzas nos deja este cuento?
-Podes ilustrar este cuento y escribir una frase que represente el tema de este relato.

 

CARRERA DE ZAPATILLAS /Autor: Alejandra Bernardis Alcain

Había llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se levantaron temprano porque ¡era el día de la gran carrera de zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos junto al lago.

También estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era tan presumida que no quería ser amiga de los demás animales

-Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.

-Jo, jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo

-Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga

- Y entonces, llegó la hora de la largada

El zorro llevaba unas zapatillas a rayas amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con moños muy grandes. El mono llevaba unas zapatillas verdes con lunares anaranjados.

La tortuga se puso unas zapatillas blancas como las nubes. Y cuando estaban a punto de comenzar la carrera, la jirafa se puso a llorar desesperada.

Es que era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus zapatillas!

- Ahhh, ahhhh, ¡qué alguien me ayude! - gritó la jirafa.

Y todos los animales se quedaron mirándola. Pero el zorro fue a hablar con ella y le dijo:

-Tú te reías de los demás animales porque eran diferentes. Es cierto, todos somos diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos podemos ser amigos y ayudarnos cuando lo necesitamos.

Entonces la jirafa pidió perdón a todos por haberse reído de ellos. Y vinieron las hormigas, que rápidamente treparon por sus zapatillas para atarle los cordones.

Y por fin se pusieron todos los animales en la línea de partida. En sus marcas, preparados, listos, ¡YA!

Cuando terminó la carrera, todos festejaron porque habían ganado una nueva amiga que además había aprendido lo que significaba la amistad.

Fin y colorín, colorón, si quieres tener muchos amigos, acéptalos como son.


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Autor: Alejandra Bernardis Alcain




GUIA DE ACTIVIDADES

- Reflexionar  sobre la importancia de la amistad  como forma de superar las dificultades, y expresarlo en un
 afiche, microrelato, dibujo.

-Preguntas :
¿La amistad y la colaboración son formas de superar las diferencias?
¿En relación a lo trabajado con el cuento, que conclusión pueden sacar que favorecería una convivencia pacífica en las escuelas?

Destino de mujer | Roberto Fontanarrosa

      Aquellos que conocieron un Rosario pecaminoso, un Rosario receptor de mujeres de todo el mundo que llegaban a Pichincha para ejercer su triste e infame comercio, no pueden olvidar a María Antonia Barrales.


      María Antonia Barrales era un hombre de postura arrogante, corto de palabras y rápido para la acción. Se había acostumbrado a la violencia y convivía con ella desde muy pequeño. No era extraño; había nacido en un conventillo de calle Urquiza, donde calle Urquiza cae hacia el río y transitó una infancia libre y difícil donde aprender a defenderse era primordial. Los carreros que salían con las chatas desde los almacenes de Rosenthal lo vieron trenzarse a golpes y ladrillazos con el piberío. Casi siempre por la misma causa; la feroz burla que causaba su nombre: María Antonia Barrales.

      El culpable había sido su padre, pero nadie le daba tiempo para explicarlo. Nadie le creía cuando él contaba que don Simón Barrales anheló siempre tener una hija. Y que había decidido que llevaría por nombre María Antonia. La madre de don Barrales, una genovesa terca y trabajadora, insistía en que debían ponerle «Enrica». Y los sucesos se precipitaron, faltando dos meses para que la mujer diese a luz, la policía descubrió que don Simón Barrales robaba kerosén, naftalina y cueros de los almacenes de Rosenthal, donde trabajaba. Descubierto el hombre debió huir. Pero antes, empecinado, cumplió su sueño. Fue al registro civil y anotó a su próximo hijo con el nombre de «María Antonia Barrales». Adujo que de la misma forma en que hay niños que se anotan mucho después de nacidos, así como hay criaturas que van solas a registrarse, él usufructuaba el derecho de anotarla antes.

      Además, descartaba el riesgo de que su mujer se saliera con la suya de bautizarla con un nombre itálico.

      Y así creció María Antonia, debiendo hacerse respetar a golpes de puño, puntapiés y adoquinazos.

      Le soliviantaba hasta la exasperación al muchacho que lo llamasen «María Antonia». Pidió al principio que le dijesen «María» y, más tarde y cansado de luchar, «Nené». Pero no hubo caso. Creció y se hizo hombre con ese baldón, con esa marca que traía desde la cuna.

     Pero no era siempre gratuito llamarlo así. Una vez, en un baile en uno de los piringundines del Bajo, en la «Parrilla-Dancing La Guirnalda» de don Saturnino Espeche, María Antonia Barrales se enojó, no quiso que un engominado compradito venido del San Nicolás le gritara su nombre en medio de la pista. María Antonia sacó un revólver y le pegó tres tiros al atrevido. Le dieron cuatro años. Pero el juez actuante en la causa dictaminó que debía purgarlos en la Cárcel de Mujeres.

    La cosa fue en los Tribunales viejos de Córdoba y Moreno y hay gente que se acuerda todavía. María Antonia elevó su voz de tenor en la protesta: él no quería ir a la Cárcel de Mujeres. El juez aceptó escucharlo, pero miró la partida de nacimiento y fue muy claro:
—Acá usted figura como María Antonia Barrales, caballero —le dijo, mostrando los papeles—. Persona de sexo femenino.

     Antonia en su ofuscación, perdió la línea. Sin dar tiempo de nada a los guardias, se bajó los pantalones y mostró su hombría.

      Le recargaron la pena en dos años por exhibición obscena frente a un juez de la Nación.

     Cumplió su condena en la Cárcel de Mujeres y volvió a la libertad.

     Trabajó como estibador, carrero y matarife en el frigorífico de Maciel. Cada tanto retornaba a la cárcel por trenzarse en peleas a causa de su nombre. Fue en una de esas peleas que reparó en él don Teófilo Carmona, el caudillo radical, patrón y soto de barrio Triángulo. Lo sacó de la cárcel y lo tomó como guardaespaldas. En cien entreveros María Antonia hizo derroche de coraje, sangre fría y hasta crueldad innecesaria.

      Pero todo fue inútil. El estigma de su nombre volvía sobre él, como una enfermedad recurrente. Y se dio por vencido.

     Dejó el revólver, se apartó del cuchillo, y se casó con don Teófilo que desde tiempo atrás venía proponiéndole una vida más tranquila en los patios silenciosos de su casa solariega.

    Allí cuidó niños ajenos, aprendió secretos de la cocina criolla y tejió para afuera.

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Roberto Fontanarrosa | Del libro «Los trenes matan a los autos», Ed. de la Flor, 1997.







GUIA DE ACTIVIDADES


- ¿Que emociones te produjo leer este cuento? Te animas a ilustrar este cuento?
-¿Qué le pasa a María Antonia Barrales en el cuento?
-¿Por qué todos/as lo tratan en femenino?
-¿Por qué creés que es más importante lo que dice su certificado  de nacimiento que lo que él dice que es?
- ¿Encontrás algún tipo de relación con las problemáticas de las  personas trans? ¿Cuáles? -¿Conocés la ley de identidad de género del 2012? Buscá cuales  son los puntos más importantes de la ley.